Argentina está a un paso de convertirse en el primer territorio libre de grasas trans del continente americano.
Es que el 10 de diciembre vence el plazo para que la industria
alimenticia termine de adecuarse a la legislación que prohíbe la
comercialización de productos que contengan ese tipo de ácidos grasos
(galletitas, alfajores, snacks, productos de panadería), responsables de
efectos adversos en la salud, ya que aumentan el riesgo de sufrir
enfermedades cardiovasculares, diabetes y hasta muerte súbita.
Hay una conciencia extendida acerca de que las grasas trans son malas para la salud, que no siempre va acompañada del conocimiento sobre qué son. “Se trata de una variedad de grasas que se forman en procesos industriales llamados hidrogenación para lograr que los aceites vegetales sean sólidos y resistentes a la oxidación. Esta grasa facilita su uso en la producción de muchos alimentos de confitería, panadería y snacks, entre otros. En las etiquetas aparece como 'aceite vegetal hidrogenado”, responde Edgardo Ridner, ex presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición.
Hay una conciencia extendida acerca de que las grasas trans son malas para la salud, que no siempre va acompañada del conocimiento sobre qué son. “Se trata de una variedad de grasas que se forman en procesos industriales llamados hidrogenación para lograr que los aceites vegetales sean sólidos y resistentes a la oxidación. Esta grasa facilita su uso en la producción de muchos alimentos de confitería, panadería y snacks, entre otros. En las etiquetas aparece como 'aceite vegetal hidrogenado”, responde Edgardo Ridner, ex presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición.
Desarrolladas hace más de medio siglo, nacieron como una solución para
la industria, ya que permiten mejorar la productividad y abaratar los
costos dado que ofrecen mayor tiempo de conservación, son más estables
durante la fritura y más sólidas y maleables para el uso en productos de
repostería
La pregunta que surge es ¿con qué reemplazó la industria a las grasas trans?
“Con grasas insaturadas ricas en ácido oleico, popularmente conocido
como omega 9, y con otras grasas modificadas que combinan ácidos
saturados con insaturados. Argentina ha sido pionera en el uso de aceites altos en ácido oleico
con la difusión de semillas de girasol que tienen esa característica.
Las grasas insaturadas, que figuran en las etiquetas como
monoinsaturadas son los omega 9, y las que figuran como poliinsaturadas
comprenden las omega 6 y las omega 3. Estas últimas, que naturalmente se
encuentran en el pescado y en algunas semillas y frutas secas, suelen
consumirse poco y por lo tanto es recomendable estimular la inclusión de
estos alimentos”, explica Ridner, que es también presidente de
FarmaFoodCare. El médico nutricionista aconseja leer las etiquetas.
Fuente: El Clarin.
Fuente: El Clarin.
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